Tipo de piel. Para pieles maduras y/o secas, es preferible usar bases líquidas o cremosas , que a su vez hidraten y le den una apariencia mas jugosa. Para pieles mixtas y con tendencia a grasa, las bases deben ser de acabado mate, aunque los polvos compactos pueden ser tu mayor aliado.
Cobertura. Es verdad que con las bases liquidas se logra una mayor cobertura, aunque este problema puede ser solucionado, si previamente aplicas un corrector para cubrir solo las zonas complicadas, difuminas bien y sellas con los polvos compactos, (Esta ultima opción puede ser la salvación para las que contamos con menos tiempo y/o paciencia).
Ocasión. Si tu rutina diaria, te impide retocar el maquillaje, o llegaron los días mas cálidos y las temperaturas ponen a tus glándulas sudoríparas y sebáceas mucho mas inquietas, los polvos compactos pueden sacarte de apuros, ya que ayudan a retener la grasa y se pueden retocar con mayor facilidad, pero si tu intención es lucir un tono de piel mas uniforme, un look mucho mas trabajado, contornear zonas, iluminar zonas altas y por que no, darle un toque de color a los ojos, la base liquida será una mejor compañera, ya que entregará un lienzo mas limpio para maquillar lo demás. Eso si, recomendamos sellarla con un polvo compacto, para controlar los brillos y/o prolongar su duración.
En conclusión, no hay una opción mejor que la otra. Tener ambas a la mano, puede ser muy útil.
Una perlita adicional: La eficacia de los productos base tienen su talón de Aquiles en la preparación de la piel. Es importante antes de aplicar una base u otra, hidratar muy bien. En caso de que haya poros bastante dilatados, un primer puede ser de gran ayuda, pero nunca reemplazará una buena limpieza, tonificación y posterior hidratación. Los resultados van a ser abismalmente diferentes.